Japón es un país que ha despertado admiración durante muchos años y por diferentes razones: algunos elogian su cultura y su historia milenaria, mientras que otros alaban la voluntad de sus ciudadanos para trabajar o para levantarse después de haberse caído.
Sin embargo, hay un enigma que ha cautivado por décadas a investigadores y doctores por igual: ¿por qué viven tantos años y con tan buena salud los japoneses? Este país posee las tasas de longevidad más altas del mundo, lo cual se ve reflejado especialmente en una isla del sur llamada Okinawa, la región del planeta que tiene más personas vivas con edad superior a los 100 años.
Las costumbres y la dieta de Okinawa han sido estudiadas detalladamente con el fin de encontrar la famosa “fuente de la eterna juventud” que tanto ha obsesionado a los seres humanos por siglos, pero las conclusiones a las que han llegado los científicos no tienen que ver con magia o fantasía, sino con la correcta y completa alimentación de sus habitantes, y especialmente con el pescado.
Así es: el pescado y sus altos niveles de ácidos grasos omega-3 son los principales componentes de la “fuente de la juventud eterna”, denominación que por supuesto es una exageración, pero que en la vida real se traduciría mejor diciendo que es una excelente fuente de salud.
Los ácidos omega-3 se encuentran en muy altas cantidades en los tejidos de algunos pescados (especialmente en los llamados “azules”) y en mariscos, así como en la soya, las nueces y la linaza.
Su consumo se ha asociado con los siguientes beneficios a la salud:
Las fuentes más ricas en omega-3 son los peces de aguas frías, como , el atún y la sardina (especies que podemos conseguir fácilmente en México ya que su origen no es importado), así como los calamares y el pulpo, que además son ricos en taurina, la cual disminuye el colesterol y la presión sanguínea. El sashimi (natural, sin salsas ni otros adicionados) también es excelente fuente de omega-3.
Además de comer pequeñas cantidades de pescado hasta tres veces al día, los japoneses incorporan a su dieta verduras, pastas, arroz y maíz, toman mucho té verde y evitan la leche y el azúcar. En lugar de eso ingieren mucha agua simple y cúrcuma.
Si a eso le agregamos una cantidad adecuada de actividad física y un empleo, oficio o hobby que nos haga felices y aporte algo a la comunidad, así como la convivencia con nuestros amigos y familiares, ¡tenemos la “eterna fuente de la juventud!
Así que ya lo sabes: aumenta el consumo de pescados y mariscos mexicanos en tu dieta, goza de sus múltiples beneficios a la salud y también, de paso, del dinerito que te sobrará, porque en nuestro país existen muchas especies muy baratas y extremadamente sabrosas que se consiguen fácilmente para alegrar a nuestro paladar.